La minería no petrolera de México creció 1,6% a una tasa anual en febrero, su primer repunte en 12 meses, informó la agencia de estadística Inegi.

No obstante, los servicios relacionados con la minería —incluidos los del sector de petróleo y gas— se desplomaron 12,7%, de acuerdo con el indicador mensual de la actividad industrial.

El año pasado, la minería se contrajo 2% en comparación con 2022, fundamentalmente por la prolongada crisis de la siderúrgica Ahmsa y la paralización de la mina de oro y plata Peñasquito, de Newmont, durante más de cuatro meses a causa de conflictos laborales.

En tanto, los servicios relacionados con la minería crecieron solo 1,7% en 2023.

La minería metálica y no metálica también ha sido afectada por la política de congelamiento en la entrega de nuevas concesiones por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, así como por la incertidumbre generada tras la reforma minera de mayo, que entre otros cambios, cedió al servicio geológico SGM la exclusividad de la exploración.

La falta de reglamentos para cuatro leyes modificadas que aplican al sector mantienen detenidos diversos procesos mineros, especialmente aquellos vinculados a la exploración, lo que a su vez incide en la demanda de servicios relacionados, según actores de la industria.

Pese a la menor producción minerometalúrgica del país, la racha alcista que experimenta el oro —que se acerca a romper el techo de US$2.400/oz— y el incremento de los precios de la plata y el cobre benefician a las compañías mineras.

Sin embargo, una nueva iniciativa presidencial de reforma constitucional presentada a inicios de año para prohibir la minería a cielo abierto y priorizar el consumo doméstico de agua supondría nuevos obstáculos para la actividad minera y tendría graves efectos económicos de ser aprobada, según ha advertido el sector.